miércoles, 5 de agosto de 2015

Para los Malos Fotógrafos


18 de febrero de 2009
La vulnerabilidad y la sensibilidad pueden terminar en las mismas tres sílabas, pero el concepto es lejanamente parecido, al menos para mi alma, que pocos, ignorantemente confunden.

La confunden porque no conocen, si saben sentir al otro, porque no aprenden hacer introspección con teleobjetivo, ni con enfoque y desenfoque, no saben balancear blancos para los colores más bellos, sólo a veces un closeup, tan rápido que queda mal capturada la que creyeron, iba a ser la mejor fotografía.

Para disparar la cámara, como diría Susang Sontag, hay que saber que le espera después de hacerlo, porque quien no sabe usarla, ésta puede parecer en vez de un aparato mecánico, un fusil apuntando a la mirada del alma, a su mundo. Una fotografía inadecuada es un ataque al alma, agresivamente robada y es para mí, entonces, saber conocer, saber oler, saborear, escuchar y oír…que también es distinto.

Así que mis lágrimas, mi risa y mi nostalgia son emociones que siempre tienen y tendrán un profundo significado para mí y los míos, Sensibilidad, no de luz sino de berraquera, empuje y signo de ser una mujer maravillosamente escogida por Dios y profundamente felíz.

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