23 de junio de 2011
Una gran
amiga escribió algo en lo que seguí pensando, sobre esas historias que se tejen en el
café de la mañana, esas que quedan escritas y cuando el autor muere, las
descubren y las publican, esas donde se ve el final, es ahí donde nace un
nuevo cielo, hilos de amores, pasiones, éxitos, fracasos, aprendizajes, nuevos trabajos, hilos de nada, de gente que no tiene nada más
que esperar el día que llegue su muerte o hilos donde falta tiempo para tejer,
donde falta el alimento más lindo del alma, EL AMOR.
Historias que nacen como flores entre cruce de miradas y desvanecen como humo. Así se siguen tejiendo a cada minuto, quizá no se entiende el por qué de los finales o los inicios, pero lo único cierto es que la respuesta es otra historia.
Historias que nacen como flores entre cruce de miradas y desvanecen como humo. Así se siguen tejiendo a cada minuto, quizá no se entiende el por qué de los finales o los inicios, pero lo único cierto es que la respuesta es otra historia.
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