martes, 25 de agosto de 2015

Visiones caleñas en Múnich

12 de julio de 2011

No conocía una ciudad tan tranquila, hermosa y organizada ni un país con estaciones tan marcadas hasta que llegué a vivir aquí a Múnich en septiembre del 2009, terminando verano e iniciando otoño, donde todavía hay sol (uno parece maniático con la llegada del sol y el cielo azul) pero el frío y el viento son casi congelados, así que ganas de estar en un lugar encerrado podían más que otra cosa. Llega entonces la huida de los tapetes rojos y anaranjados por toda la ciudad para darle la bienvenida a la nieve, ( ¡Que después de navidad basta!) pasa a ser una ciudad blanca, brillante y también oscura, con poca luz y topada de nieve, para vivir la temporada de deportes de nieve como snowboard, sky, rodar por la nieve con trineos; una ciudad para recorrerla los días soleados, tomar bebidas calientes y hacer los planes en las casas.

Marienplatz,Múnich

La llegada de la primavera o el verano es ansiada porque además que llega el sol sin frío (en teoría) y oscurece máximo a las 10 de la noche, calienta y hay siempre una noche larga y llena de actividades por hacer, ir a los lagos, hacer picnic en los parques, así que moverse en bici es la solución. Las estaciones son tan marcadas que en cada una cambia el panorama cambia constantemente, es delicioso vivir el cambio de clima, de horas y de actividades, cada estación trae algo maravilloso, lo que no se puede es perdérselas ni tampoco no saber cómo es que hay que vestirse, porque el primer invierno confieso que pasé la primiparada de parecer una cebolla con muchas capas de ropa donde se dudaba si era yo o un bulto de ropa andante, mejor dicho medio montañerita. 


Una de las cosas en las que pienso cuando me dicen Alemania es la bici, la primera vez que tomé una bici para andar por la ciudad de Múnich, me sentía ansiosa y extraña, me parecía que iba como mal vestida de falda, sandalias y blusa, pensaba que debía llevar ropa cómoda, a parte de pensar eso, era más torpe aún porque manejaba lento y me perdía en la misma cuadra, no conocía las vías de la bicicleta, ni las reglas (porque aquí sí se respetan y se cumplen) sólo conocía las vías del servicio público o los carros, me veía como loca andando por toda la ciudad y llegaba al mismo punto (soy algo despistada) especialmente en el centro, vivo cerca de ahí, además de ser una zona histórica después de la segunda guerra mundial, es un lugar turístico, hermoso y agradable, la mayor parte de la zona comercial queda allí, (pero ojo pues con imaginarse tipo San Andresito o la calle 15 con el MIO, el centro de esta y algunas ciudades en Europa tiene un concepto y un manejo del espacio diferente). Mientras me fui acostumbrando a ir en bici, a la escuela, a la rumba, hacer mercado, también me fui acostumbrando a las reglas del manejo de bici, aprendí hasta que tuve que pagar 50 euros por contestar el teléfono mientras manejaba. ¡Me bastó para nunca más pasarme un semáforo en rojo, no ir en contravía, prender las luces en la noche, no ir con audífonos con demasiado volumen y no hablar por teléfono!

Amenaza blanca, mi primera bici.
Múnich me atrevo a decir, es sin duda una de las ciudades más organizadas y hermosas que tiene Alemania, aunque conozco un bajo porcentaje de ellas, pero de esta me enamoré, no sólo por su pasado duro, fuerte y pujante sino por la calidad de vida, la seguridad,la tranquilidad a cualquier hora del día y en cualquier lugar de la ciudad. Una ciudad que vale la pena visitarla cuando se esté en Alemania, cuando la visten,no importaque estéllenita de hojas, nieve o la vista el sol o la lluvia; es sencillamente hermosa. Ojalá tuviera más espacio para contarles muchas anécdotas y experiencias que ahora que escribo llegan en desorden a la cabeza queriendo ser contadas, pero bueno quizá en otra oportunidad.



Artículo escrito para la revista 3 Deseos. http://issuu.com/3deseos/docs/revista_3deseos1

No hay comentarios:

Publicar un comentario