12 de julio de 2011
No conocía una ciudad tan tranquila, hermosa y organizada ni un país con
estaciones tan marcadas hasta que llegué a vivir aquí a Múnich en septiembre
del 2009, terminando verano e iniciando otoño, donde todavía hay sol (uno parece
maniático con la llegada del sol y el cielo azul) pero el frío y el viento son
casi congelados, así que ganas de estar en un lugar encerrado podían más que
otra cosa. Llega entonces la huida de los tapetes rojos y anaranjados por toda
la ciudad para darle la bienvenida a la nieve, ( ¡Que después de navidad basta!)
pasa a ser una ciudad blanca, brillante y también oscura, con poca luz y topada
de nieve, para vivir la temporada de deportes de nieve como snowboard, sky,
rodar por la nieve con trineos; una ciudad para recorrerla los días soleados,
tomar bebidas calientes y hacer los planes en las casas.
Marienplatz,Múnich |
La
llegada de la primavera o el verano es ansiada porque además que llega el sol
sin frío (en teoría) y oscurece máximo a las 10 de la noche, calienta y hay
siempre una noche larga y llena de actividades por hacer, ir a los lagos, hacer
picnic en los parques, así que moverse en bici es la solución. Las estaciones
son tan marcadas que en cada una cambia el panorama cambia constantemente, es
delicioso vivir el cambio de clima, de horas y de actividades, cada estación
trae algo maravilloso, lo que no se puede es perdérselas ni tampoco
no saber cómo es que hay que vestirse, porque el primer invierno confieso que
pasé la primiparada de parecer una cebolla con muchas capas de ropa donde se
dudaba si era yo o un bulto de ropa andante, mejor dicho medio montañerita.
Una de
las cosas en las que pienso cuando me dicen Alemania es la bici, la primera vez
que tomé una bici para andar por la ciudad de Múnich, me sentía ansiosa y
extraña, me parecía que iba como mal vestida de falda, sandalias y blusa,
pensaba que debía llevar ropa cómoda, a parte de pensar eso, era más torpe aún
porque manejaba lento y me perdía en la misma cuadra, no conocía las vías de la
bicicleta, ni las reglas (porque aquí sí se respetan y se cumplen) sólo conocía las vías del servicio público o los carros, me veía como loca
andando por toda la ciudad y llegaba al mismo punto (soy algo despistada) especialmente en el centro, vivo cerca de ahí, además de ser una
zona histórica después de la segunda guerra mundial, es un lugar turístico, hermoso
y agradable, la mayor parte de la zona comercial queda allí, (pero ojo pues con
imaginarse tipo San Andresito o la calle 15 con el MIO, el centro de esta y
algunas ciudades en Europa tiene un concepto y un manejo del espacio
diferente). Mientras me fui acostumbrando a ir en bici, a la escuela, a la
rumba, hacer mercado, también me fui acostumbrando a las reglas del manejo de bici, aprendí hasta que tuve que pagar 50 euros por contestar el teléfono mientras
manejaba. ¡Me bastó para nunca más pasarme un semáforo en rojo, no ir en
contravía, prender las luces en la noche, no ir con audífonos con demasiado
volumen y no hablar por teléfono!
Amenaza blanca, mi primera bici. |
Múnich me
atrevo a decir, es sin duda una de las ciudades más organizadas y hermosas que
tiene Alemania, aunque conozco un bajo porcentaje de ellas, pero de esta me
enamoré, no sólo por su pasado duro, fuerte y pujante sino por la calidad de
vida, la seguridad,la tranquilidad a cualquier hora del día y en cualquier lugar
de la ciudad. Una ciudad que vale la pena visitarla cuando se esté
en Alemania, cuando la visten,no importaque estéllenita de hojas, nieve o la vista el sol o la lluvia; es sencillamente hermosa. Ojalá tuviera
más espacio para contarles muchas anécdotas y experiencias que ahora que
escribo llegan en desorden a la cabeza queriendo ser contadas, pero bueno quizá
en otra oportunidad.
Artículo escrito para la revista 3 Deseos. http://issuu.com/3deseos/docs/revista_3deseos1
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