20 de octubre de 2011
No bastó mucho para que me dieras tanto, no bastó más que tus ojos, esos que jamás vi tan llenos de mucho por contar, tan profundos y tan para
siempre que me llevaron por esos segundos lejos a donde quería estar, esos
ojos que mientras cruzábamos palabras, los míos y mi memoria los gravaban, los
gravaban como si nunca más volviese a verlos, cuando regresé a mi casa, dejé de verlos entonces cerraba
los míos y viajaba a ese instante, tantas veces como podía.
Tus ojos iluminaron
cada paso que diste, y yo te seguí con los míos, nos volvimos a encontrar y
sentí que un mundo de mariposas habitaba en mi estomago. Supe que no volvería a
verlos más, así que accedí que era una fantasía que sólo unos momentos hizo parte
de la realidad y que realmente en mi pansa todavía vuelan mariposas
pero no por tus ojos.
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